The Royal palm sentinel of the Cuban fields. La palma Real centinela de los campos cubanos.(ENG -ESP).

in Photography Lovers9 days ago

In my country, the Royal Palm stands like a proud sentinel, with its smooth, grayish trunk that can stretch up to 30 meters high, like an elegant column that defies the Caribbean sky. Endemic to our island and declared a national tree during the struggles for independence, this palm tree is not just another tree, it is a living witness of freedom.


More than a historical icon, the Royal Palm is a generous ally of the Cuban people. Its pinnate leaves, up to 4 meters long, form a plume that flutters in the wind like real feathers, providing cool shade in cane fields and rural roads, where it delimits plots and guides farmers. Practical and versatile, its tender "guano" is woven into roofs for huts, hats against the scorching sun or baskets for the market; The marble trunk becomes resistant boards for humble constructions, while its violet fruits, 10 mm berries filled with a single seed, feed birds such as the tocororo and attract bees for pollination. In traditional medicine, a decoction of its roots acts as a diuretic to expel stones or treat diabetes, and its emollient properties cure irritations.


But the magic of the Royal Palm transcends the material: in Santería, known as "alabbi" in Yoruba, it is the sacred home of Changó, the orisha of thunder, war and drums, syncretized with Saint Barbara. Its buds are used in initiation rituals, offerings are placed at its foot to invoke protection from lightning, and during Lent, blessed twigs are burned to ward off evil or nailed to home crosses for health and fertility.

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Español.
En mi país, la Palma Real se alza como una centinela orgullosa, con su tronco liso y grisáceo que puede estirarse hasta 30 metros de altura, como una columna elegante que desafía el cielo caribeño. Endémica de nuestra isla y declarada árbol nacional durante las luchas por la independencia, esta palmera no es solo otro árbol más, es un testigo vivo de la libertad.


Más que un ícono histórico, la Palma Real es una aliada generosa del pueblo cubano. Sus hojas pinnadas, de hasta 4 metros de largo, forman un penacho que ondea con el viento como plumas reales, proporcionando sombra fresca en los campos de caña y caminos rurales, donde delimita parcelas y guía a los campesinos. Práctica y versátil, su "guano" tierno se teje en techos para bohíos, sombreros contra el sol abrasador o cestas para el mercado; el tronco marmóreo se convierte en tablas resistentes para construcciones humildes, mientras sus frutos violáceos, bayas de 10 mm repletas de una sola semilla, alimentan aves como el tocororo y atraen abejas para la polinización. En la medicina tradicional, un cocimiento de sus raíces actúa como diurético para expulsar piedras o tratar la diabetes, y sus propiedades emolientes curan irritaciones.

Pero la magia de la Palma Real trasciende lo material: en la santería, conocida como "alabbi" en el yorubá, es el hogar sagrado de Changó, el orisha del trueno, la guerra y los tambores, sincretizado con Santa Bárbara. Sus cogollos se usan en rituales de iniciación, ofrendas se colocan a su pie para invocar protección contra rayos, y durante la Cuaresma, ramitas benditas se queman para ahuyentar males o se clavan en cruces hogareñas por salud y fertilidad.

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