It's often said that thinkers are the ones who rule the world, but the fact is that an overthinking can be the reason for a person's life to be totally ruined. One thing that I have learned about life is that opportunities are not always waiting for us to finish analysing every detail. They come silently just like a stranger passing by on the road. They stay for a very short time, and if we are too long in hesitating, they go away as if they were never meant for us from the very beginning. And very often, it is not because we lack the talent or the resources. The reason is that we let our thoughts run faster than our actions to such an extent that the moment slips from our hands.
Overthinking is quite the same as if you were on a treadmill running. You feel the sweat, feel tired, your heart rate goes up, but in the end, you still see yourself at the same place, nothing changes, you haven't moved at all. You are still at the same spot, pondering over the same thoughts as the day before. A great number of people are not missing opportunities because they have made a wrong move. They lose them because they never took any step at all.
Some of us analyse everything until fear begins to grow quietly inside us. We keep asking endless questions such as:
“What if it fails?”
“What if people laugh at me?”
“What if I am not ready?”
“What if something goes wrong?”
But funnily enough, we rarely ask ourselves the one question that truly matters:
“What if it works?”
And that question changes everything.
The truth is that opportunities are never perfect. Opportunities hardly ever present themselves when we feel that everything is going well and safe. Almost all opportunities are emotionally accompanied by a little fear, a little doubt, and a little discomfort. If we keep on waiting for the day when life will be absolutely predictable before making any moves, the waiting might be eternal.
The thing that hurts the most is that while you are still thinking, analyzing, and figuring out possible results, another person has already taken action. They have already tried. They have already failed small, learned fast, adjusted, and kept going. And before you know it, that opportunity you were “still thinking about” has already found a new owner. Someone else has taken the job. Someone else has rented the house. Someone else has started the business. Or the idea has simply expired because time has changed.
Overthinking tricks us into believing that we are wise. It makes us think that we are being thorough and diligent. However, thinking too much without doing anything results only in regret. At the same time, doing something may scare you, but it is doing that which brings development.
If we are really looking for progress in life, then we have to concur with this straightforward fact: Life gives its favors to those who make moves, not to those who keep on thinking without acting.
Start small if you must. Take steps that are not perfect. Start anyhow even if you are still feeling uncertain. It is not necessary that every step be right, however, every step will impart to you a new lesson. Remaining idle does not teach anything.
Moreover, if you eventually quit overthinking and start acting, you will be very surprised to see the extent of the opportunities that were already there beyond fear. Opportunities have never been the issue. The issue was hesitation. Likewise, when you take the step to liberate yourself from it, life starts unfolding in a manner that you had not anticipated.
Spanish Version
Deja de pensar, empieza a actuar.
Se suele decir que los pensadores son quienes gobiernan el mundo, pero lo cierto es que pensar demasiado puede arruinar la vida de alguien. Algo que he aprendido sobre la vida es que las oportunidades no siempre esperan a que terminemos de analizar cada detalle. Llegan silenciosamente, como un extraño que pasa por el camino. Permanecen muy poco tiempo, y si dudamos demasiado, se desvanecen como si nunca hubieran estado destinados a nosotros desde el principio. Y muchas veces, no es por falta de talento o recursos. La razón es que dejamos que nuestros pensamientos fluyan más rápido que nuestras acciones, hasta tal punto que el momento se nos escapa de las manos.
Pensar demasiado es como correr en una cinta. Sientes el sudor, el cansancio, se te acelera el corazón, pero al final, sigues viéndote en el mismo lugar, nada cambia, no te has movido en absoluto. Sigues en el mismo punto, dándole vueltas a los mismos pensamientos del día anterior. Muchas personas no pierden oportunidades por haber dado un paso en falso. Las pierden porque nunca dieron ningún paso.
Algunos analizamos todo hasta que el miedo empieza a crecer silenciosamente en nuestro interior. Nos hacemos preguntas interminables como:
"¿Y si falla?"
"¿Y si se ríen de mí?"
"¿Y si no estoy listo?"
"¿Y si algo sale mal?"
Pero, curiosamente, rara vez nos hacemos la pregunta que realmente importa:
"¿Y si funciona?"
Y esa pregunta lo cambia todo.
Lo cierto es que las oportunidades nunca son perfectas. Las oportunidades casi nunca se presentan cuando sentimos que todo marcha bien y seguro. Casi todas las oportunidades vienen acompañadas emocionalmente de un poco de miedo, duda e incomodidad. Si seguimos esperando el día en que la vida sea absolutamente predecible antes de dar cualquier paso, la espera podría ser eterna.
Lo que más duele es que, mientras tú sigues pensando, analizando y calculando posibles resultados, otra persona ya ha actuado. Ya lo ha intentado. Ya ha fracasado poco a poco, ha aprendido rápido, se ha adaptado y ha seguido adelante. Y antes de que te des cuenta, esa oportunidad en la que "todavía pensabas" ya ha encontrado un nuevo dueño. Alguien más ha asumido el puesto. Alguien más alquiló la casa. Alguien más inició el negocio. O la idea simplemente se desvaneció porque los tiempos han cambiado.
Pensar demasiado nos engaña haciéndonos creer sabios. Nos hace creer que somos minuciosos y diligentes. Sin embargo, pensar demasiado sin hacer nada solo resulta en arrepentimiento. Al mismo tiempo, hacer algo puede asustarte, pero es hacerlo lo que te lleva al desarrollo.
Si realmente buscamos progresar en la vida, debemos aceptar esta simple verdad: la vida favorece a quienes se mueven, no a quienes siguen pensando sin actuar.
Comienza poco a poco si es necesario. Da pasos que no sean perfectos. Empieza de todas formas, incluso si aún te sientes inseguro. No es necesario que cada paso sea correcto; sin embargo, cada paso te enseñará una nueva lección. Permanecer inactivo no enseña nada.
Además, si finalmente dejas de pensar demasiado y empiezas a actuar, te sorprenderá ver la magnitud de las oportunidades que ya existían más allá del miedo. Las oportunidades nunca fueron el problema. El problema fue la vacilación. Del mismo modo, cuando das el paso para liberarte de ella, la vida comienza a desarrollarse de una manera que no habías anticipado.