Cuando quedarse también se migra [Also in English]

in Holos&Lotus7 days ago
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No se fueron todos el mismo día. En este país nadie se va así, en bloque. Se fueron por tandas. Un primo primero, después un hermano, luego la tía que juró que jamás se iría. Cada salida dejaba a la familia mocha. Él se quedó. No porque creyera que las cosas se iban a arreglar pronto, sino porque no supo cómo irse.

Al principio se decía que era temporal, que ya les tocaría volver. Guardó cuartos cerrados, camas tendidas, platos sin usar. Con el pasar de las lunas entendió que aquello no era espera, era conservación del vacío. La casa ya no olía a gente; olía a pasado.

No sentía nostalgia, no como la sienten los que están afuera. No soñaba con reuniones ni con arepas en familia. Lo suyo era distinto: una soledad que no gritaba, pero apuñalaba. Un silencio que se le metía por el pecho y se quedaba haciendo nido. Había días en que el silencio pesaba más que el hambre.

Tenía panas, claro. Alguno que otro se había quedado también, gente que resistía a su manera. Pero él estaba roto, y eso no se ve desde afuera. Cumplía, hablaba, medio reía. Nadie sabía que en las noches el corazón se le aceleraba sin motivo, como si alguien lo persiguiera. Taquicardia. Presión alta. Ese miedo raro que no tiene nombre, pero te avisa que algo anda mal, aunque no sepas qué.

Todas las noches pedía por los que se fueron. Que no pasaran roncha, que el frío no los partiera, que la soledad no los volviera duros. Deseaba que triunfaran, de verdad. Pero había otra voz, bajita, vergonzosa, que pedía lo contrario: que algo saliera mal. No grave, no mortal… solo lo suficiente para que regresaran. Ese pensamiento lo asqueaba. Se sentía mala gente por pensarlo. Y aun así, volvía.

El cuerpo empezó a pasarle factura. Gastritis. Insomnio. Un cansancio que no se quitaba durmiendo. Y lo peor: el desgano. No ganas de morir, pero tampoco de vivir. Solo existir, como quien cumple una condena larga sin saber la fecha de salida.

Una madrugada creyó escuchar la reja. Se levantó en seco. Caminó descalzo de la habitación a la sala, con el corazón latiendo en la garganta. Dijo nombres. Nadie respondió. En el reflejo de un espejo vio su cara: envejecida, tensa, desconocida. Ahí entendió que el suspenso de su vida no era si ellos volverían…, sino si él aguantaría quedarse.

Se sentó en la oscuridad con el respiro tartamudo. Y por primera vez no pidió nada al cielo. Solo pensó que en este país el verdadero miedo no es irse… es quedarse sin nadie.


Esta historia no nació para ser contada,
sino para poder exhalar.
La escribí desde el alma.

Todos los Derechos Reservados. © Copyright 2021-2025 Germán Andrade G.

Todas las imágenes fueron editadas usando CANVA.

Es mi responsabilidad compartir con ustedes que, como hispanohablante, he tenido que recurrir al traductor Yandex Translate para poder llevar mi contenido original en español al idioma inglés. También, hago constar que he utilizado la herramienta de revisión gramatical Grammarly.

En algún lugar del planeta, 22 de diciembre de 2025

English

When Staying Also Becomes Migration

They didn’t all leave on the same day. In this country, nobody leaves like that, all at once. They left in batches. A cousin first, then a brother, then the aunt who swore she would never go. Each departure left the family maimed. He stayed. Not because he believed things would get better soon, but because he didn’t know how to leave.

At first, he told himself it was temporary, that their turn to come back would arrive. He kept the rooms closed, the beds made, and the plates unused. As the moons passed, he understood that it wasn’t waiting—it was the preservation of emptiness. The house no longer smelled like people; it smelled like the past.

He didn’t feel nostalgia, not the way those who are away do. He didn’t dream of reunions or family arepas. There was something else: a loneliness that didn’t scream, but stabbed. A silence that crept into his chest and stayed there, building a nest. There were days when the silence weighed more than hunger.

He had friends, sure. One or two had stayed behind as well, people who resisted in their own way. But he was broken, and that doesn’t show from the outside. He showed up, talked, and half-laughed. No one knew that at night his heart raced for no reason, as if someone were chasing him. Tachycardia. High blood pressure. That strange fear with no name, the kind that warns you something is wrong even when you don’t know what.

Every night, he prayed for those who had left. That they wouldn’t suffer, that the cold wouldn’t split them open, that loneliness wouldn’t harden them. He truly wished them success. But there was another voice, quiet and shameful, that asked for the opposite: that something would go wrong. Nothing serious, nothing fatal… just enough to make them come back. The thought disgusted him. He felt like a bad person for thinking it. And still, it returned.

The body began to collect its debt. Gastritis. Insomnia. A fatigue that sleep couldn’t erase. And worst of all: apathy. Not the desire to die, but not the desire to live either. To exist, like someone serving a long sentence without knowing the release date.

One dawn, he thought he heard the gate. He sat up abruptly. Walked barefoot from the bedroom to the living room, his heart pounding in his throat. He said names. No one answered. In the reflection of a mirror, he saw his face: aged, tense, unfamiliar. That’s when he understood that the suspense of his life wasn’t whether they would return…
but whether he would endure staying.

He sat in the darkness, breathing in stutters. And for the first time, he asked nothing of heaven. He only thought that in this country, the real fear is not leaving…
it’s staying when no one is left.


This story was not born to be told,
but to be able to exhale.
I wrote it from the soul.

All rights reserved. © Copyright 2021-2025 Germán Andrade G.

All images were edited using CANVA.

Somewhere on the planet, December 22, 2025.

It is my responsibility to share with you that, as a Spanish speaker, I have had to resort to the translator Yandex Translate to translate my original Spanish content into English. I also state that I have used the grammar-checking tool Grammarly.

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Entiendo y no sé qué decir.

Sí, lo entiendes, mi querida @charjaim, lo has sentido, por lo tanto, sabes lo que le pasa al personaje; lo que me pasa. Gracias por leer mi exhalación. Cariños.
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Un abrazo fuerte mi hermano, el más fuerte de un sentimiento compartido.
Estar con mis hijos me sostiene, pero la distancia pesa. Hoy hable con mi hermano que está en España, pero con el de Caracas hace meses que sólo se a través del sobrino que está en Santiago.
Oceanos, cordilleras y continentes que separan .

Un abrazo.

"Hace unos días, hablando con mi hijo Marco, comprendí que sus probabilidades de volver son escasas; sin importar lo que pase en el país, él ya hizo su vida allá. Me alegró saberlo, pero por dentro implosioné. Es una verdad amarga: cuando se hace nido lejos de casa, el motivo para regresar se desvanece. De ese sentimiento nació este texto. Conozco bien lo que es extrañar el hogar desde la distancia —lo viví en Colombia—, pero jamás imaginé que sentiría añoranza estando en mi propia tierra. Qué vaina más arrecha. Gracias, papá, por pasar. Dios siga bendiciendo tu familia. ¡Feliz Navidad!
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Me imagino que ya será para el 2026 que te animes a dar una vuelta por las dos orillas del Río de La Plata.
Nada está escrito en piedra, de momento conservo mi casa allá, que es una apuesta a volver, aunque solo sea de visita. Para algunos una locura tan grande como apostar por Hive.
Pero ya sabes lo que dicen: Que más sabe el loco en su casa, que el cuerdo en la ajena.

Nos vemos aquí o en X. Feliz Navidad.

No es fácil. Es dura la situación actual de muchos países. Tienes mucha razón. Nadie es perfecto. Es triste la separación de las familias pero quien sabe, a lo mejor de repente se aparece y sorprende. Te deseo lo mejor. Besitos 😘

¡Hola, Jesica!
Gracias por comentar y por los besitos. ¡Feliz Navidad!
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Feliz navidad. 🥰😘

❤️❤️❤️❤️❤️❤️🌹🌹🌹🌹🌹🌹🌹

Feliz Navidad 🥰 😘

no es sencillo, la distancia siempre pega...


It's not easy, distance always hits...

Cierto, sin importar de qué lado se esté, dentro o fuera del país, incluso hasta en un mismo país.
@yasmarit, gracias por comentar.
¡Feliz Navidad!
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Buen relato.

Gracias por tu amable comentario.
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El precio de la migración es muy alto, tanto para los que sale como para los que se quedan. Ojalá algún día no haya motivos para emigrar, ni barreras para podernos encontrar... Felices Navidades. Un abrazo

Gracias, buen amigo, por el amable comentario.
¡Feliz Navidad!
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