Tienes tanta razón que no me queda más que suspirar.
Cada quien tiene su momento para levantarse, por mucho esfuerzo que hagamos, sólo esa persona puede tomar el impulso necesario para despegarse del suelo.
No podemos vivir los procesos por otros, ni tampoco evitarlos, aunque para los demás, sea algo evidente, la trampa está en la mente de quien lo padece, siendo una realidad con un muro tan grande que no le perite ver lo que hay del otro lado.
Creo que casi todos hemos estado en esa posición de sentir tristeza o desilusión y no ver la salida al momento.
Gracias por tu valioso comentario amiga.
Un gran abrazo.