Ojos tiernos y abrazos de hermano puñal en mano.
Tan descarados que confundiendo la bondad con idiotez, y lo vuelven a intentar.
Son los peores, mejor hacerles ver con claridad que la deben, aunque nunca paguen.
Por esa clase de seres es que hay días en que pierdo la santidad y crece la sombra.
Cuando sientas de deseo de dar, da. Sin esperar recompensa, de desagradecidos está lleno el reino de los impíos.
Siempre que necesite, llego la ayuda, a veces de cerca y otras de lejos e inesperadamente. Pero llego.
Salud, un abrazo fuerte.