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Estaba yo de novio con Yudelmis cuando su hermano mayor decidió casarse y nos invitó a acompañarlos en la ceremonia y, por supuesto, en la fiesta.
La ceremonia fue impecable, muy hermosa, en un templo católico impresionante y muy bien adornado. A eso se le sumó un coro que parecía de ángeles.
Una vez terminada la ceremonia, con la bendición del sacerdote, todos huimos directo al salón de un hotel prestigioso de la ciudad. Ese era el sitio del gran festejo por la unión nupcial.
La fiesta fue animada por dos buenos grupos musicales. Uno era de rock pop y el otro de música tropical bailable. En este último cantaba una chica preciosa que no dejaba de mirarme, pero como yo andaba con Yudelmis, pues no podía dar un paso en falso. Pero con qué ganas quería que la chica me cantara.
En la mesa estaban todos los familiares de mi novia: padres, hermanos, sobrinos, primos, la hija de ella y, por supuesto, nosotros.
Todo iba muy bien. Había un camarero que nos atendía de maravilla. De hecho, debo confesar que le di muy buena propina para que trajera un trío de botellas de whisky y bastante comida, sobre todo queso, que es lo que me gusta consumir. O sea, lo sobornaba para que solo se dedicara a nuestra mesa.
Los tragos iban y venían. Yudelmis y yo bailamos hasta el cansancio y sus hermanas no me dejaban en paz: también me llevaban a la pista de baile.
Cuando ya los tragos se me subieron a la cabeza, le pedí al camarero que me trajera otra botella y le di un billete para que lo hiciera rápido. Yo volví a bailar y, al regresar a nuestra mesa, vi que el otro camarero estaba sentado. Yo me le fui encima a reclamarle que por qué estaba sentado como un invitado y no sirviendo como los demás empleados. Pues resulta que el que iba a ser mi suegro estaba vestido igual que los camareros: traje negro, camisa blanca y corbatín negro. Igualito. Así que al que yo le estaba reclamando no era el otro camarero… era mi futuro suegro.
Y allí se acabó la fiesta para mí. Me cortaron los servicios.
Hasta aquí mis cinco minutos.
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10 December 2025, @mariannewest's Freewrite Writing Prompt Day 2947: the other waiter por @daily.prompt.
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Es mi responsabilidad compartir con ustedes que, como hispanohablante, he tenido que recurrir al traductor Yandex Translate para poder llevar mi contenido original en español al idioma inglés. También, hago constar que he utilizado la herramienta de revisión gramatical Grammarly.
Caracas, 10 de diciembre de 2025
English
The Father-in-Law That Never Was
I was dating Yudelmis when her older brother decided to get married and invited us to join them at the ceremony and, of course, at the party.
The ceremony was flawless—truly beautiful—in an impressive, beautifully decorated Catholic church. On top of that, there was a choir that sounded like angels.
Once the ceremony ended and we received the priest’s blessing, everyone rushed straight to the hall of a prestigious hotel in the city. That was the venue for the big celebration of the nuptial union.
The party was brought to life by two great musical groups. One played pop rock, and the other played tropical dance music. In the latter, there was a gorgeous singer who wouldn’t stop looking at me… but since I was with Yudelmis, I couldn’t make a false move. Though, honestly, I really wished she would sing just for me.
At the table were all my girlfriend’s relatives: parents, siblings, nieces and nephews, cousins, her daughter, and of course, the two of us.
Everything was going great. A waiter was taking excellent care of us. In fact, I must confess I gave him a very generous tip so he would bring a trio of whisky bottles and plenty of food, especially cheese, which is what I like to eat. Basically, I bribed him so he would focus exclusively on our table.
Drinks were flowing. Yudelmis and I danced until we were exhausted, and her sisters wouldn’t leave me alone: they kept dragging me back to the dance floor.
When the drinks finally hit my head, I asked the waiter to bring me another bottle and slipped him a bill so he’d hurry. I went back to dancing, and when I returned to our table, I saw the other waiter sitting down. I immediately went over to complain, asking why he was sitting like a guest instead of serving like the rest of the staff. Well… it turns out the man who was going to be my father-in-law was dressed exactly like the waiters: black suit, white shirt, black bow tie. Identical. So the man I was scolding wasn’t the other waiter… it was my future father-in-law.
And that was the end of the party for me. They cut off my services.
And that’s my five minutes.
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Caracas, December 10, 2025
It is my responsibility to share with you that, as a Spanish speaker, I have had to resort to the translator Yandex Translate to translate my original Spanish content into English. I also state that I have used the grammar-checking tool Grammarly.
