[Obstáculo para Vivir] siempre, siempre será el pan de cada día.
La vida es un obstáculo constante que hay que vencer.

Desde antes de la fecundación estamos en una competencia permanente: los semejantes a nosotros luchan por ser los premiados por el óvulo. Nosotros también. Ellos son nuestros obstáculos y nosotros los de ellos.

Luego hay que enfrentar las diferentes circunstancias dentro del vientre materno. Si la madre no se alimenta bien, no lleva una vida placentera, eso lo absorberemos, y a eso debemos sumar la herencia de los genes. Si venimos de unos padres algo tocados en sus físicos o mentes, pues seguro que también nos tocará parte de ese pastel. Aunque se ha visto que de padres con problemas salen hijos genios.

En mi caso, me tocó ser del staff del Asperger, una condición que vino conmigo sin yo saberlo. Sabía que había algo diferente en mí, pero no lograba dar con ello. Se me etiquetó como introvertido, no social, y por más que luchaba por integrarme, nada me daba alegría o satisfacción. Mi vida era aterradora. Fue a los 50 años que supe que poseía la condición. Eso fue como salir de una cárcel, pero ya llevaba toda una vida intentando adaptarme a una sociedad malvada e injusta. Eso, de alguna forma, me ayudó, me fortaleció. Ahora sigo con mi condición y la llevo como estandarte en lo alto, defendiendo y ayudando a otros que la poseen y no saben que la tienen.

Ahora hago las cosas como deben ser, como quiero; claro, sin atacar a otros, sin necesidad de adaptarme a los demás, porque la felicidad no viene de afuera: brota de tu parte interna.

Hasta aquí mis cinco minutos.