I like to look at the stairs,
as I climb step by step,
with the certainty that I'm advancing
toward a true miracle.
I see in a work
the fine finish,
the hardness of its material,
the wear and tear of time,
and its impeccable beauty.
Each step is taken into account
when we look at the narrow path,
everything we had to climb,
impeccably shining,
always requires great effort.
The wear and tear of each step,
with each upward step,
can bring us closer
to the blessed image,
a clandestine image.
Everyone wants to see her beautiful face.
They hid her at the top,
the flames barely touched her,
her face was slightly charred,
everyone cried out for a miracle.
I like looking at this beautifully carved stone staircase, which leads me to notice how extraordinarily worn it appears, from the footsteps of the men and women who come to visit the image of the Morena Virgin in this church.
It's years of human weight and friction at its feet. Its wear is already so noticeable, and they take off their shoes before climbing to see it. Not everyone manages to climb it; those with physical limitations will have to be carried up to prevent the wheels of their chairs from damaging the stone.
The passage of time has left its mark on the rock. Without handrails to hold on to, it's very difficult to climb.
I remember the woman who cleans the stairs, kneeling with her rag in her hand, with a subtle movement, wiping the strong stone.
I asked her recently why she didn't wear a smock like everyone else to clean the stairs. The answer was quite a surprise. She put her fingers to her mouth, asking me to be quiet, and led me to one side of the staircase. Everyone knew the miraculous secret, except this foreigner.
Her youngest daughter suddenly fell ill. No doctor could provide a cure for her illness, and all she could do was ask her virgin, the dark-skinned woman, for a miracle. She had nothing she could offer to obtain her youngest daughter's cure. So, she offered to clean the stairs leading to the altar of the virgin on her knees for as long as she lived. And the miracle of healing occurred within a few days. From there, she daily cleans the stairs leading the parishioners to her virgin, the dark-skinned woman.
This is my entry in the contest A picture is worth a thousand words
Versión español
Me gusta mirar las escaleras
para subir paso a paso,
con la seguridad
de que estoy avanzando
hacia un verdadero milagro.
Que miro en una obra
el fino acabado
la dureza de su material,
el desgaste del tiempo
y su belleza impecable.
Cada paso se toma en cuenta
cuando miramos el estrecho camino,
todo lo que teníamos que subir
impecablemente brillante,
siempre lleva un gran esfuerzo.
El desgaste a cada paso del tiempo,
con cada escalón de subida
puede llevarnos más cerca
hasta la imagen bendita,
una imagen clandestina.
Todos quieren ver su hermoso rostro
la ocultaron en la parte de arriba,
las llamas apenas la tocaron,
su rostro quedo un poco tostado,
un milagro clamaban todos.
Me gusta mirar esta escalera hermosamente esculpida en piedra, que me lleva a observar lo extraordinariamente desgastada que se ve, por los pasos de los hombre y mujeres que van a visitar la imagen de la virgen Morena en esta iglesia.
Son años del peso y roce del hombre a sus pies. Ya es tan notorio su desgaste y se quitan los zapatos antes de subir a verla. No todo el mundo logra subir por ella, los que tienen limitaciones físicas tendrán que ser subidos a cuesta para evitar que las ruedas de las sillas lastimen la piedra.
El paso del tiempo ha quedado marcado en la roca. Sin pasamanos en donde agarrarse, resulta muy difícil subir por ella.
Recuerdo a la señora que realiza la limpieza de las escaleras, arrodillada con su trapito en la mano, con sutil movimiento limpia la fuerte piedra.
Le pregunte hace poco porque no usaba el coleto como todo el mundo para limpiar las escaleras. La respuesta fue toda una sorpresa. Se llevo los dedos a la boca pidiéndome silencio y me llevo a un lado de la escalera. Todos sabían el milagroso secreto, menos esta extranjera.
Su hija menor enfermo de repente, ningún médico le daba repuesta a su enfermedad y a ella solo le quedo pedirle un milagro a su virgen la morena. No tenia nada que pudiera ofrecer para que le concedieran la curación de su hija menor. Así que lo que ofreció fue limpiar de rodillas las escaleras que conducían al altar de la virgen mientra ella viviera. Y el milagro de la curación se le dio a los pocos días. Desde allí limpia diariamente y de rodillas las escaleras que llevan a los feligreses hasta su virgen la morena.
Esta es mi participación en el concurso Una imagen vale más que mil palabras
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