It's a very beautiful image. We see a large mass of ice, called an iceberg, and it's blue. We know that beneath it lies ice twice its size, and what I love most is its color, a product of the light's reflection and the minerals it contains.
I've loved this image ever since I saw it; I felt a great desire to talk about it, to tell its story through my words. Despite the cold it carries, life moves through it in every space it traverses.
It's time to leave and begin your journey, my little blue one. You will travel through vast spaces and see the limits of humankind. You will have adventures to tell when you reach the end of your journey. The hard, cold rock thus bid farewell to its most important part. It wasn't the first time, and each time it did, it hurt less.
But he was special; it had taken him longer than the others to form each of his parts. He was the youngest of them all and took his time deciding to look at the sea, part of his origin. He always had questions that troubled the mother iceberg, because she didn't have all the answers and didn't know what to tell the little blue one.
The day he decided to venture out to look around, he only broke off a little, maintaining a thread of ice to his mother. What the little blue one didn't know was that once you begin the process of breaking off, you can't go back. The sea moves forward and pushes you away. It forms a channel between you and your mother. Engrossed in the new sights he saw, he told his mother about them. And when the blue one turned to look back, he was already far away.
His mother continued saying goodbye and cutting the threads that remained. The smallest of the blue ones had begun his journey and would never return home.
This text corresponds to my participation post A Picture is Worth a Thousand Words
ESPAÑOL
Es una imagen muy hermosa, vemos una gran masa de hielo, lo llaman iceberg y es azul, sabemos que abajo hay el doble de su tamaño y lo que me encanta es su color producto del reflejo de la luz y de los minerales que contiene.
Me encanta la imagen desde que la vi sentí un gran deseo de hablar sobre ella, de contar su historia a través de mis palabras. A pesar del frio que lleva, la vida se mueve a través de ella en cada espacio que recorre.
Es hora de partir e iniciar tu viaje mi pequeño azul, recorrerás espacios y miraras las fronteras del hombre. Tendrás aventuras que contar al llegar al final de tu recorrido. La roca dura y fría se despedía así de su parte más importante, no era la primera vez y cada vez que lo hacia le dolía menos.
Pero el era especial, le había costado más que los demás en formarse cada una de sus partes. Era el más joven de todos y tardo en decidirse a mirar el mar parte de su origen. Siempre con sus preguntas que inquietaban a la madre iceberg, porque no tenia todas las respuestas y no sabía que tanto decirle al pequeño azul.
El día que decidió alejarse para mirar por allí, solo se desprendió un poco manteniendo un hilo de hielo a su madre. Lo que no sabía el pequeño azul es que cuando inicias el proceso de desprendimiento ya no puedes volver atrás. El mar avanza y te empuja alejándote. Forma un canal entre tu madre. Entretenido con lo nuevo que miraba, le contaba a su madre. Y cuando azul volteo a mirar atrás, ya estaba muy alejado.
Su madre seguía despidiéndose y cortando los hilos que le quedaban. Había iniciado su viaje el más pequeño de los azules y ya no podría regresar a casa.
Este texto corresponde a mi participación publicación Una imagen vale más que mil palabras
Traducido con google (versión gratuita)
Photos with source identified
Translated with google (free version)