Cuando se escribe con el corazón y siguiendo el ejemplo de todos esos grandes maestros que nos han inundado con sus prosas, sus versos, sus sueños, no hay límites en nuestras manos para insertar ya sea en una hoja de papel o en digital, todo lo que nos mana, lo que queremos dar a conocer, lo que nos oprime o nos ahoga, las ilusiones, los logros, pérdidas, todo. La palabra escrita no muere, cada día emana más como manantial en la cima de una montaña que va recorriendo un camino escarpado hasta ir ensanchando y convirtiendose en rio, más profundo, más complejo, hasta llegar al mar. El mar de ideas, de contenido verdadero como lo has hecho tu. Gracias por escribir así.